Mauricio de la Torre Gutiérrez
México
Estudiante de Historia de la Universidad de Guadalajara
1 de noviembre de 2018
Pérez. Gustavo Pérez. Hernández, Gómez, López, Sánchez… tengo nombre de oficinista. ¿Cómo puedo ser escritor si no tengo nombre de escritor? Dostoyevski, Paz, Kafka, Camus, Poe, Bukowski, Unamuno, Baudelaire, Borges, todos tenían nombres de escritor ¡Me doy con un Bolaño! No puedo corresponder a mi pretensión. Escribir no es suficiente para ser escritor, antes hay que serlo. Posiblemente se nace siendo escritor. Tal vez Homero ya pensaba en la Odisea o la Ilíada cuando nadaba en los jugos de la placenta. Al nacer, la Grecia jónica ya tenía un nuevo escritor. Mi pueblo no tiene ningún artista y nunca lo tendrá.
Sigo cada consejo que leo de grandes autores y ahora escribo un diario (sin pretensión de publicarlo). Muy en el fondo pienso en que algún día alguien lo leerá o será publicado (normalmente me contradigo). Siempre tengo cuidado al pensar e imaginar, todo debe tener cierto sentido y gustar a los demás. Lo mismo pasa con los sueños, cuando despierto siento vergüenza si el sueño no tenía suficiente calidad artística. Siempre trato de recordar mis sueños, a veces las ideas no abundan y es necesario robarle al subconsciente. No recuerdo la última buena idea que haya tenido, creo que nunca he tenido una buena idea. Tal vez lo mío era ser crítico. Tal vez no existe lo mío.
Creo que debo concluir este texto con algo que corresponda al concepto de diario. Hoy desperté queriendo volver a dormir. Tome café para quemar mis guaridas. Fumé algunos cigarrillos. No tengo el vicio, fumar me recuerda a mi padre. Me gusta recordar cosas negativas de mi vida, eso hace que lo demás parezca menos una mierda. Hoy no lloré. El taxista me contó de su pasado de cobrador de apuestas, me mostró la cicatriz de bala en su pantorrilla, tenía forma de corazón. El taxi es muy caro. La gasolina es muy cara. He pensado que si fuera rico no me daría cuenta de lo caras que son las cosas. Todo el día me debatí si quería ser rico, si era éticamente correcto, si tenía que ser egoísta y pensar en mi supervivencia, si era mejor no tener nada (así no pierdes nada). Concluí: quiero ser escritor y posiblemente no lo logre. Volví a concluir: ya no usaré taxi. El jazz me gusta, en especial Miles Davis. Posiblemente sea él a quien le deba dedicar mi primera obra (si es que algún día la escribo). No entiendo cómo el culo de una mujer puede robar toda mi atención, mañana contare los que vea en un día. Antes de dormir lloré un poco (antes no mentí, “hoy no lloré”). Realmente dormí después de las 2:00 a.m., tal vez esto corresponde a otro capítulo.
2 de noviembre del 2018
Conté treinta y dos en total. Solo conté los que me gustaron, no es que los otros no sean culos, pero no todos me robaron la atención. Nunca veo amanecer, creo que hace tiempo no amanece en esta ciudad, creo que tampoco anochece, solo se oscurece el cielo, pero sé que el sol se queda inmóvil, tal vez haya muerto y de alguna forma atribuimos su brillo a la vida. Pero en el sol no hay vida, nunca la hubo.
Odio fumar, pero lo hago porque me recuerda mi niñez. Me aterra recordar mi niñez. Me aterra. No sé exactamente por qué pero siento comezón en mi sangre al pensar en ello, siento que la muerte se acerca y que todo aquello que fui dejé de serlo, apenas llevo algunos minutos existiendo.
Mentí, no he llorado, me gustaría hacerlo pero desde hace tiempo no puedo. Mi interior se ahoga en las lágrimas que no lloro. Necesito desahogarme o moriré hundido en la tristeza. Soy pobre y siempre lo he sido, ese es el mayor placer de mi vida; no tener nada más que la vida me ayuda a concentrarme en lo realmente importarte, en nada.
Soy honesto, soy sincero, al menos conmigo mismo,creo que todo escritor ya ha entendido. Solo somos papel. Solo somos ficción, solo somos simulación. Somos dioses y creamos personajes, acciones y mundos, pero somos parte de ello, el cuento dentro del cuento que hace cuentos. Somos ficción, fuimos y seremos. Hemos perdido el poder que nunca tuvimos.
Concluiré este texto haciendo una crónica de mi día: solo espero que sea de noche, que tenga sueño y pueda dormir.
3 de noviembre del 2018
No es 3 de noviembre, ayer tampoco fue 2 y antier no fue 1, no es noviembre. Tampoco llevo tres días escribiendo. Es un diario falso. Todo es mentira, siempre todo es mentira, no solo este diario, tú también.
4 de noviembre del 2018
Todos tienen algún talento, hay quienes se dejan las uñas largas. Para mí es imposible, si las dejo largas solo es para cortarlas. Yo escribo, ese es mi talento, no es necesario hacerlo bien, solo hay que hacerlo o creer que se hace: ese fue el manual del buen escritor, ahora imprime tu texto y mándalo a un concurso en el que puedas cubrir las expectativas. Felicidades ahora eres un escritor, ya lo eras pero ahora puedes decir que lo eres.
Detesto el cigarro. En especial a los fumadores, aún más a los que consumen pocos cigarrillos al día, a los que los compran a granel. No tienen compromiso ni con sus vicios. Mi padre fuma por cajetilla, así es como se debe hacer, así llegaras rápido a la muerte, o al menos esa será la fantasía que hará que sigas consumiendo hojas secas dentro de un papel. Amo las faltas ortográficas, me recuerdan que las palabras y las letras solo son figuras a las que les doy un significado, solo son garabatos en fila india. Por cierto, hoy no es 4 de noviembre del 2018.
5 de noviembre del 2018
Tampoco 5 de noviembre del 2018.
6 de noviembre del 2018
Podría seguir con lo mismo durante todo este texto.
8 de noviembre del 2018
O saltarme un día, o terminarme el tiempo. Yo seré quien escriba el final.
1 de noviembre del 2018
Puedo volver en el tiempo. Pérez. Sigo sin poder llorar. Sigo sin querer fumar. Aun quiero escribir, por eso lo estoy haciendo. Ya mencioné a mi padre, pero evito a mi madre, Freud tendría alguna explicación. Lucian Freud.
2 de noviembre del 2018
No es un bucle, solo que también quería repetir este día, repasar los días es un buen ejercicio para la memoria. Le temo al alzhéimer, tengo suerte de ser ficticio, al escritor que me ha creador también le aterra esta enfermedad y no sería tan cruel como para contagiarme. No se lo agradezco, ni a ti lector, todos somos seres egoístas y si llegaste hasta este punto fue por tu propia decisión, no te debo nada, nadie te debe nada, no mereces nada.
7 de noviembre del 2018
No soy Dostoyevski, ni Paz, ni Kafka, ni Camus, ni Poe, ni Bukowski, ni Unamuno, ni Baudelaire, ni Borges, ni siquiera Bolaño, tampoco soy Pérez. Pero soy escritor.
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