Al ser un género que ha variado su lectura y estructura según el canon a lo largo de la historia y el cual, en la actualidad, es supremamente flexible a tal punto que “todo” es poesía, pasaremos los trabajos por criterios de escritura, recursividad, ritmo y originalidad, dejando por fuera la forma y el tema – demasiado subjetivo para juicios –.
Escritura:
Los textos DEBEN, y no es en broma, tener un mínimo de ortografía. No se puede poner a juicio la puntuación, ya que esta marca pautas de ritmo y de alguna manera es libre si funciona en pos de un estilo particular.
Recursividad:
La obra del autor no puede forzar el ritmo y debe manejar el lenguaje con precisión. Se observará el léxico utilizado, las figuras retóricas y el “para qué” de estas. La poesía que caiga en lugares comunes y no aporte a una imagen mayor, que copie versos de otros autores saldrá de la participación de la revista inmediatamente.
El cómo del mensaje se priorizará en el nivel de recursividad y más adelante, en el de ritmo.
Ritmo:
Aquí se evaluara el segundo nivel que refiere al cómo del mensaje. Se observará el uso de acentos, el orden de los versos, la repetición en pos de una musicalidad, los valores rítmicos y si aparece, la rima y el tipo de rima que aplica.
Evidentemente también se acepta el “verso libre”, aunque todavía estamos trabajando en ¿Hasta dónde puede llegar éste?
Originalidad:
De alguna manera este criterio entra en recursividad también. Se ponen en juego las imágenes que propone el poema, su novedad y se desecha aquellos con metáforas muertas o lugares comunes. Se da importancia a temas que propongan algo no tan trillado como el amor, el desamor, los opuestos o todo cliché cultural que afecte al hombre de alguna manera.
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