En primer lugar se le dará plena importancia al aspecto formal del texto, es decir, asuntos como: construcción semántica y sintáctica del artículo, puntuación, ortografía, entre otros. Esta última tiene menos peso a la hora de la evaluación, pues se decide si vale la pena corregir los errores ortográficos, teniendo en cuenta la pertinencia del artículo. En cuanto al tiempo trascurrido entre las publicaciones de la revista, la actualidad del tema tratado en el artículo, no será un criterio excluyente para publicar. Así que, este podrá tratar temas de interés general. No es necesaria una extensión precisa, eso depende de la fluidez que tenga el autor al exponer su opinión.
Este tipo de texto no tiene una estructura establecida, por ello se pedirá que tenga por lo menos tres momentos, que son: introducción, análisis y valoración.
En la introducción, el autor, si tiene antecedentes del asunto a tratar, debe enseñarlos para mostrar el origen de su juicio. Luego, viene la parte donde se da la opinión respecto al tema con total libertad; meter la cucharada; insultar o halagar. Eso sí, siempre con una prosa que atrape al lector y un análisis que justifique su punto de visa. Finalmente, debe realizar el cierre del artículo con una aseveración valorativa y totalmente subjetiva. En esta última parte es preciso que se reitere la posición del articulista respecto al tema, pues esta, debe quedar grabada en la memoria del lector.
Anexo:
En este tipo de texto se puede caer fácilmente en el irrespeto para con el sujeto, institución, entidad, organización, etc., del que se está dando la opinión. Así que se deben tener unos mínimos éticos por parte del articulista a la hora de exponer sus ideas. Aquí los criterios van encaminados al uso del lenguaje, a si es soez, inapropiado, mal intencionado, y sobre todo, si la opinión ataca de manera frontal a una persona y no a su comportamiento, forma de actuar o las ideas que promulga. Es complicado, ya que la línea es muy delgada, así que los revisores se guardaran el derecho de censurar si consideran que el lenguaje es ultrajante o vejatorio, así el texto, formalmente, esté escrito correctamente.