Son las tres y llega la llamada, Es su boca de nuevo Reclamando el terreno ya ganado Por ende tomo el bolígrafo y le escribo, Porque no está aquí para besarme Porque mis líneas no pueden trazar la curva de sus labios Y mi tinta no puede suplantar el rojo de su color natural Así que me apropio de las palabras, Con utopía
Para pensar Que mis letras se sumergirán En el sabor de su boca.
Son las cuatro Trato de tomar café sin pensarle Y casi de inmediato Rebotan sus ojos en mi taza Y mis dedos suplican escribir Porque le siento aquí y no le tengo Porque la noche es suya, Pero no nuestra Porque mi insomnio lleva su rostro Y mi rostro ya se siente solo Porque mi cama tiene una mitad herida Y mi cuerpo una soledad maltrecha.
Son las cinco Y ya no hay llamadas La taza de café ha quedado desierta Pero aun así le escribo Sencillamente, porque usted no está aquí Para impedírmelo.
–Danielle Mancera–
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