Jorge Harbey Medina Cortéz
Cali, Valle del Cauca
Licenciado en Literatura
Nadie entiende
Nadie
El dolor de los fusiles
Gélidos aventureros de la paz en las deplorables huestes de la vida
Viajeros que no cuentan con más de un ojo para admirar
Y en ese ojo entra el polvo de los caminos
Y el impertérrito soldado en defensa de la patria
Nadie entiende
Nadie
El dolor de los cañones
Sordos que gritan asustados en medio de la guerra
Paralíticos que recorren los campos en sus sillas de ruedas
Levantando apenas la cabeza para clamar la paz
Nadie entiende el dolor de las navajas
Hojas que buscan la savia del cuerpo para calentarse
En medio del pavor por los combates
Diminutas presas de áridas falanges
Sin voz
Sin oído
Sin mirada posible
Sólo el tacto frío y la apacible caricia de la sangre
Nadie entiende el dolor de los obuses
Niños escondidos en oscuras cuevas
Impulsados por el ansia de la paz tiritan giran bailan para ignorar el viaje veloz
Chocan
Atraviesan
Se sumergen
Sin voluntad
Ay del hongo de la paz
Ay
Del hongo
Apresado entre las garras de una paloma en las riendas de un autómata
Caída eterna aunque veloz
Engañado por el sueño de las aves se funde en la pesadilla de los cálidos sueños
Lo sueños cálidos
De la paz
Y la paz
Qué se sabe
Del dolor de la paz
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