María Elisa Robenolt Lenke
Georgia, Estados Unidos
I
Bajaron sus ojos rondando mi boca,
siniestra mirada que miedo me dio,
con traje de ensueño y peluda bufanda,
intriga en mi mente su afán despertó.
II
“¿De dónde es que vienes?”
pregunté sorprendida,
“¿Por qué sorprendida?”
Salió de su voz.
III
Qué raro es un sueño, pensé confundida,
cual breve el instante que dios regaló,
me acosté pensando otra vez si volvía,
o si era pecado pedírselo a dios.
IV
Volvieron sus noches, volvieron sus días,
hablamos secretos, cantamos, comimos,
bebimos, jugamos, bailamos al sol,
lloramos sonrisas que había perdido,
vivimos recuerdos, cual verso de amor,
que regala llanto cuando acaba la vida,
que mata en silencio sangrando dolor.
V
“Llévame contigo”, pedí con anhelo,
“No sé cuándo vuelvo”, tristeza en su voz,
sentí en ese momento que otra vez se iba,
a un mundo lejano que nadie exploró.
VI
Tan raro el silencio para un bello día,
silente mi mente otra vez se quedó,
mojaron mis ojos, otra vez su partida,
lloraron abrazos mis manos,
mientras se iba en un fulgor,
mezclado con sueño, de noche o de día,
plegarias que cuento entre una oración.
VII
Sentada en su tumba, como cada día,
donde espero verla, otra vez sin dolor,
con traje de ensueño y bufanda peluda,
pero no acostada en ese cajón.
“Espérame de noche” escuché de la luna.
No sé si era sueño, o si era su voz.
