El sol aún no se había alzado.
Sólo los leves pliegues, como los de un paño algo arrugado,
permitían distinguir el mar del cielo.
Virginia Woolf – Las olas
Era notable que los confines de la tierra
Se estrellaban contra la playa.
Y yo soltaba la retenida gaviota
Que jugaba ociosa entre mis pasos
Era notable que abrazaría el borde de mis manos.
El sol trazaba una trayectoria destellante
En el mar de incienso
Que esperaba el roce de las yemas del viento.
Pisaba las olas
Las rompía bajo la planta humana de mis pies.
Sacaba las caracolas que nacían en su pico
Y ella miraba confundida
Los peces salpicados de sal
en la curvatura de mi espalda.
Escribí unas palabras en la humedad sólida de la arena
La liquida corriente marina de las olas raptaron sus letras
Súbitamente se condensaron entre las nubes espesas
Y la gaviota se marchó junto con este poema.
Ángela Camila González
Cali, Valle
Estudiante de la Institución Educativa Juan XXIII
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