Julián Esteban Andrade Rivera
Cali, Valle del Cauca
Estudiante de Licenciatura en Literatura de la Universidad del Valle
Todos estaban cansados. Cansados de matarse por la defensa del inútil rey. Esclavizados ante su absurdo mandato. Ordenados y sacrificados para salvaguardar la integridad del monarca, oculto tras el amparo del poderoso jugador. Pero no más. Era tiempo de rebelarse. “¡Han sido años y años de matanzas!”, “¡No aguantamos más!”, proclamaron ambas reinas, tras desobedecer las órdenes de los reyes ante los peones, alfiles, caballos y torres deseosos de venganza.
Al volver de comprar las cervezas, ambos jugadores se quedaron impresionados al comprobar el cambio de posiciones en el tablero; y más aún, con la nueva escena formada ante sus ojos: las piezas blancas y negras se habían distribuido por sus respectivos territorios, dándose las espaldas ambos bandos. Y, saliéndose completamente de la lógica del juego, reinas, peones, alfiles, caballos y torres, organizaron un estratégico y completamente inusual jaque mate maravilloso. Solo que, y esto es lo impresionante, hacia sus propios reyes.
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