Saúl Antonio Munévar Martínez
Cali, Valle del Cauca
Estudiante de Licenciatura en
Literatura en la Universidad del Valle
A Visney
Sin mis manos no tengo las tuyas
ni tu cuerpo ni tu poema.
Clara Schoenborn
Cada dedo es una carta marcada
por un laberinto de piel y tiempo:
el poder prensil que asiente
mide la curvatura de la luna
con un todo bien de pulgada.
La señal lancera apunta al escogido,
persigue la unidad y el punto exacto,
direcciona el pétalo al paso del viento.
Aquí somos y aquí estamos, tiempo,
indicando las huellas de los ríos.
Si el martillo no macera el desacuerdo,
si la cizaña no es lanzada al filo de la hoz,
si el brazo no iza su pulso de talabartero,
una asta erguida entre el tridente de huesos
sostendrá las palabras de largos gritos.
Aprieta el cuarto reto, sin llave,
el grillete atenaza como un compromiso
hasta que el infinito se rompe, se oxida,
y la sombra anular sella la ausencia
en un anillo de sol cuando el blanco crece.
Cierra la baraja de falanges
el menos apostado a la vida,
el pequeño auricular nunca responde
ni a promesas ni a mentiras.
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